Siempre está esa persona que trata una parada básica de tráfico como si fuera una audición del Tribunal Supremo. Matrículas caducadas. Eso es todo. Una persona normal entrega la matrícula, recibe una advertencia, quizá un "conduce con cuidado", y se va a casa. No ella. Le lanzó el clásico pack inicial de ciudadano soberano: "No respondo preguntas." "Tráeme a tu supervisor." Así que llama al supervisor. Y este hombre llega como si hubiera estado esperando toda su carrera a que alguien dijera eso. ¿Dos minutos después? Lleva pulseras preguntándose por qué su título en derecho en YouTube no la salvó. Y aquí está la parte que la gente siempre olvida: Estos agentes no buscan drama. La mitad de las veces, están listos para enviarte de camino con una multa de reparación y una sonrisa. Pero si conviertes una parada rutinaria en una charla TED, es tu responsabilidad.