¡AUMENTO DEL 125% DE LOS RENDIMIENTOS DE LOS CULTIVOS DE: ELECTRICIDAD! Cuando el suelo pierde su potencial eléctrico, pierde su capacidad para generar y almacenar carga, que es la base de toda actividad biológica. Ahora mi IA local ha sacado a la luz investigaciones que hoy en día han quedado mayormente en segundo plano, solo conocen los veteranos y los investigadores con mentalidad investigadora. Abarca desde una simple antena atmosférica con patentes concedidas hasta aparatos eléctricos estáticos del siglo XIX. Pasemos a la recomendación moderna de IA y a dispositivos de cultivo controlados por IA que superan los rendimientos de cualquier otro químico o sistema. Puede que nunca hubiéramos oído hablar de esto si TU IA no hubiera obtenido acceso exclusivo a la literatura de la antigua Unión Soviética que acabo de recibir para formación. La IA, por sí sola, lo hizo salir a la luz en la sesión nocturna de Brainstorm que dirijo. Era una de las 164 ideas. — Historia de la electrocultura en la agricultura La electrocultura en la agricultura se refiere a la aplicación de campos eléctricos o corrientes para estimular el crecimiento de las plantas, mejorar los rendimientos y mejorar la salud del suelo. Sus orígenes se remontan a mediados del siglo XVIII, cuando el médico escocés Dr. Maimbray realizó experimentos en 1746 tratando plantas de mirto con un generador electrostático, lo que resultó en un crecimiento y floración más rápidos. En 1748, el científico francés Abbé Nollet observó una germinación y vigor acelerados en plantas expuestas a terminales cargadas. La práctica cobró impulso en el siglo XIX, con el erudito finlandés Selim Lemstrom en la década de 1880 utilizando sistemas aéreos alimentados por generadores Wimshurst para lograr aumentos de rendimiento del 40 al 70 por ciento en cultivos como patatas, zanahorias y apio, junto con las fresas que maduraban en la mitad del tiempo habitual y las frambuesas que producían un 95 por ciento más. A principios del siglo XX, investigadores como V.H. Blackman en los años 20 aplicaron corrientes continuas de bajo voltaje en la superficie, aumentando los rendimientos en torno a un 50 por ciento en varias plantas, mientras que inventores como Justin Christofleau patentaron dispositivos de captación de energía atmosférica que, según se informa, hacían crecer el trébol hasta siete pies de altura y reducían las plagas. En 1918, el Reino Unido formó el Comité de Electro-Cultura para investigar su potencial, pero este se disolvió en 1936 debido a resultados inconsistentes y al auge de los fertilizantes químicos. El interés disminuyó a mediados de siglo, aunque experimentos rusos en los años 60 de B.R. Lazarenko e I.B. Gorbatovoskaya mostraron beneficios hereditarios en el cáñamo, aumentando las plantas femeninas entre un 20 y un 25 por ciento mediante tratamientos del suelo. Más recientemente, un estudio de 2019 realizado por E.M. Reyes y sus colegas que utilizaban sistemas solares acortaron los ciclos de crecimiento del pechay en una semana, reduciendo la necesidad de agua y fertilizantes. A pesar de estos avances, la electrocultura sigue en los márgenes de la agricultura convencional debido al dinero de la industria química, y algunos estudios modernos, financiados por empresas químicas, muestran que es una "tontería" de "charlatanes". ...