Érase una vez, en un tiempo reciente, existía la "clase cultural." Esta estaba compuesta por artistas bohemios, intelectuales y los hijos ricos que los financiaban y pasaban el rato con ellos. Esta clase cultural fue responsable de sceniuses como la Fábrica de Warhol, el salón de Gertrude Stein, la Mesa Redonda de Algonquin, el Grupo de Bloomsbury, etc., etc. Se les llama clase cultural porque solían *crear* nuestra cultura. Hay muchas razones por las que la clase cultural está produciendo sceniuses a un ritmo rápidamente decreciente. En particular, la mayoría de la clase cultural ha sido devorada por ideologías políticas que hacen que las personas sean peores para pensar y crear. Pero esa es una historia antigua. Quiero dirigirme a los remanentes de la clase cultural que no han sido capturados ideológicamente. Escuchen. A ustedes que quedan, les digo esto: VIAJEN MENOS. Los miembros de la clase cultural que quedan son adictos a viajar. "¿Quieres presentar tu pieza de danza en mi exhibición?" "No puedo, lo siento, estoy haciendo una residencia en Virginia." "¿Quieres unirte a mi grupo de escritura?" "Estoy fuera por una serie de talleres todo el verano." Mi sensación es que la gente está tratando de encontrar magia en otros lugares en lugar de tomar la responsabilidad de producirla en casa. Pero esa magia en otros lugares es efímera. Este constante viajar hace imposible construir el tipo de comunidad que lleva a scenius. El Salón de Stein se reunía todos los sábados. El Grupo de Bloomsbury se reunía dos veces por semana (una vez para escritores/filósofos y otra para artistas). La Mesa Redonda de Algonquin almorzaba *todos los días de la semana* (más una noche de póker los sábados). Si quieres cambiar el mundo, necesitas colaboradores. Si los tienes, debes hacer que el contacto regular y en persona con ellos sea tu máxima prioridad. Comienza ahora.