De hecho, hay una razón fuerte por la que Bitcoin llegó antes que la IA (generativa). Ambos son consecuencia del poder de cómputo y de la ley de Moore. Bitcoin también requirió la adopción masiva de la criptografía (que hasta 1999 estaba fuertemente controlada en su exportación), y un entorno macroeconómico que clamaba por un sistema monetario alternativo (la crisis financiera de 2008). Pero los bloques de construcción habían estado inactivos desde la década de 1990. La IA solo pudo surgir después de 2010, cuando los chips de repente se volvieron lo suficientemente potentes para que las redes neuronales comenzaran a funcionar.
Además, se podría argumentar que para 2008, Internet había alcanzado una masa crítica y una velocidad de escape (el iPhone se lanzó en 2007). Esto significaba que cuando Bitcoin se lanzó, tenía un canal de distribución ya construido para propagar rápidamente su virus mental, y las personas podían participar libremente en la red utilizando dispositivos de computación personal cada vez más asequibles. El resumen es que el umbral de activación de Bitcoin (criptografía, computación personal, canal de distribución) era más bajo que el de la IA, por lo que ocurrió primero.
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