Me convertí en millonario antes de los 30. Crecí en la pobreza rodeado de drogadictos y alcohólicos. Pensé que convertirme en millonario me haría feliz y resolvería todos mis problemas. No lo hizo. Después de lograrlo, no sentí nada. Ahí fue cuando me di cuenta de que el número no significa nada. Se trata de lo que ese número puede hacer por ti. Puede comprarte tiempo. Puede comprarte libertad. Puede eliminar las ataduras de la responsabilidad financiera por las facturas para que puedas perseguir cosas que realmente importan para ti. Los coches, relojes, ropa no harán nada por ti tampoco. Son golpes de dopamina a corto plazo para hacerte sentir mejor e intentar impresionar a personas que no valen la pena impresionar. También es la sociedad programándote para creer que esas cosas importan. Desde el nacimiento, estás programado para ser un consumidor. Aquí está tu verdadero objetivo. Encuentra propósito. Encuentra pasión. Encuentra inspiración. Encuentra a Dios (si así lo eliges). Sigue esas cosas como si tu vida dependiera de ello, porque así es. Vive una vida que valga la pena vivir y no dejes que las cosas materiales te dominen y encontrarás felicidad y realización.