Nunca olvidas tu primer trabajo, o el dolor de ser despedido el mismo día. Serví helados para impresionar a una chica, pero la verdadera lección llegó cuando el jefe me entregó un raspador. Me negué. Ella me despidió. En ese momento, me di cuenta: nunca volvería a trabajar para nadie. Ese fue el momento en que nació el emprendedor que hay en mí.
37,71K