Los inmigrantes ilegales bebiendo, conduciendo y matando a ciudadanos estadounidenses ocurre con mucha más frecuencia de lo que los medios quieren que creas. El 3 de agosto, Roberto Romero-Hernandez —un inmigrante ilegal criminal de México— estaba conduciendo ebrio y sin licencia cuando chocó contra Rickey G. Maddox, de 59 años, de Alexandria, Luisiana. Maddox fue trasladado a un hospital cercano con heridas que amenazaban su vida y fue declarado muerto más tarde. La tragedia sin sentido nunca debió haber ocurrido porque Romero-Hernandez nunca debió haber estado en nuestro país.
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