Ahora hemos llegado a la parte de la sesión de lucha en la que los becarios del Instituto de Libertad Religiosa declaran quién puede negarse a participar en ciertas ceremonias religiosas y quién no y bajo qué condiciones. Tanta libertad. La cantidad de daño deliberado que se está haciendo aquí es una de las cosas más tristes y graves que he visto en casi 25 años de trabajo en el movimiento conservador.