Odio decírtelo, pero... Unas vacaciones de dos semanas no son un placer cuando eres un esclavo de las otras cincuenta. Un Rolex no es un flex si te dice cuándo termina tu hora de almuerzo. Un buen automóvil no es una flexión si te lleva al trabajo que odias. Y un ascenso ya no te hará amar tu trabajo.
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